La respuesta rápida es "preferiblemente" sí.
Como sabes, todo elemento de seguridad es bienvenido cuando se trata de hacer un deporte de riesgo. En este caso el cuchillo no parece que vaya a ser necesario hasta que un día se nos hizo imprescindible y por suerte, un instructor tuvo la intuición de empezar a llevar cuchillo en la pierna a los cursos.
Te pongo en situación:
Imagina: Curso de nivel 1. Un patrón de barco, dos instructores y ocho alumnos. Había un viento fuerte del Este (más de 13 nudos) pero nos fuimos a la pared que nos protegía del viento. La embarcación echó el ancla y nos quedamos en 20 metros de profundidad.
Todo bien.
Estuvimos bajando y subiendo con los alumnos. El agua estaba calmada en esa zona, un poco de corriente pero bien. Fuera estaba con oleaje de un metro. Todo iba bien hasta que la corriente fue empujando la embarcación y el ancla iba garreando hasta que se soltó y la corriente nos sacó fuera de la zona protegida.
Te lo explico en la imagen.
Explicación de la imagen: La playa de la herradura está protegida del viento del este y del oeste. Aunque si el viento por el este empieza a formar una pequeña corriente de agua de rebufo que la saca fuera como se muestra en la imagen.
Cuando el patrón del barco se dio cuenta de que nos estábamos yendo, nos avisó, subimos las boyas y las cuerdas, nos subimos nosotros y arrancó motores para meternos hacia dentro. Volvimos a repetir la operacion y seguimos trabajando con normalidad.
Sin embargo, una vez más, la corriente era más fuerte que el ancla y esta vez el ancla ni siquiera tuvo tiempo de agarrarse del todo bien así que nos sacó con mayor rapidez.
Para cuando el patrón se dio cuenta estábamos en la punta de la pared que nos protegía y ya era muy tarde para subir las boyas al barco.
Mandamos a los alumnos subirse al barco y se quedaron los dos instructores en el agua con las boyas.
El barquero arrancó y empezó a tirar de las boyas (aún en el agua) pero el motor se paró. Lo volvió a intentar y se volvió a parar. La corriente seguía sacándonos con fuerza hacia la zona con viento.
Hasta que una de las olas de popa dejó al descubierto la hélice y uno de los instructores vio que se había enredado un cabo suelto en ella y la hélice no podía dar vueltas.
El otro instructor se metió debajo de la hélice para intentar deshacer el nudo de la hélice mientras el otro trataba de amortiguarle los golpes pero éstos eran tan fuertes que tuvieron que alejarse momentáneamente para que no les golpease en la cabeza.
El tiempo que necesitarían para deshacer un nudo que se había enredado con la fuerza y velocidad del motor serían minutos y con ese vaiven era imposible.
Un golpe con la intensidad que el barco estaba votando podría hacerle una fuerte contusión, corte o incluso dejarle inconsciente de un golpe seco.
En ese momento, uno de los instructores sacó un cuchillo grande y muy bien afilado. Dio cuatro cortes a la cuerda y la soltó. Fueron 20 segundos de riesgo ya que el barco seguía votando. Pero mucho menos riesgo que sin cuchillo.
Dio la señal al patrón y le dijo que arrancase de nuevo. Así lo hicieron y empezaron su marcha hacia la costa.
Si no hubiese llevado cuchillo habría que haber llamado por radio para que viniesen a rescatar la embarcación y a todos sus tripulantes. Con el coste económico que eso implicaría, el trauma emocional para los alumnos al ser empujados a mar abierto y desprotegido, el mareo y malestar con vómitos y náuseas que se hubiese generado por el oleaje y el peligro de volcar si el tiempo empeorase.
A toro pasado se podrían decir muchas cosas que se hicieron mal y por eso tratamos de hacer un aprendizaje:
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